Fue la
materialización de una quimera, el paso a la realidad de una vieja fantasía de
la humanidad: poder conocer con antelación el momento exacto de la muerte de
una persona. Por supuesto los datos técnicos del invento, abstruso párrafo científico
sólo abordable por las mentes más privilegiadas del planeta, nunca fue hecho
público, pero su fiabilidad y certeza estaba avalada por demasiadas
reputaciones como para ser puesta en tela de juicio; menos aún cuando, tras
años de costosísimo trabajo, el ingenio estuvo por fin construido. Por
desgracia, el primer y único hombre que llegó a probarlo no fue capaz de
deducir que la respuesta “dentro de 26 segundos” significaba que el artefacto
estaba a punto de estallar y que debía apagarlo inmediatamente; algo que, por
supuesto, estaba contemplado en la predicción.
Finalista del I CERTAMEN
DE MICRORRELATOS FANTÁSTICOS Y DE TERROR DE SANTS
4 comentarios:
Jejeje, la guasa que te traes...
Pues creo que es precisamente eso lo que han valorado del micro, al menos algo así me dijeron en el mail que me mandaron, jeje
Muy divertido.
Me ha recordado vagamente a este, jeje.
Nos leemos.
Vaya, pues a mí tu relato me ha recordado más a los que hicimos en el reto de relatos circulares en la vieja OJ; hubiera encajado perfectamente...
Un abrazo.
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