Para enfermos de aburrimiento alérgicos a la pasta de celulosa, para exiliados de bibliotecas con tiempo pero sin estantes, para marineros de la red con tendencia a hacer parada y fonda en tabernas de relatos, para viajeros de sillón y amantes de la aventura estática, para todos ellos y para ti mismo se abre esta consulta literaria, la del doctor Perring, enhebrador de palabras, zurcidor de conceptos y trazador de historias.


Tratamiento único y definitivo: tú pones los segundos, el que suscribe pone las letras...

sábado, diciembre 07, 2013

El club de los suicidas fracasados



Microcuento de humor sobre personas que quieren morir... pero les cuesta trabajo...



Allí estaban todos ellos: el hombre que intentó reventarse con una bombona de gas butano vacía, el que se arrojó al mar justo en la zona en la que los voluntarios de la Cruz Roja realizaban sus prácticas, el que se tomó sesenta píldoras laxantes pensando que eran somníferos, el que se disparó en la sien con aquella pistola de fogueo con la que lo timaron, el que se intentó electrocutar cinco segundos después de que cortaran el suministro eléctrico… Todos discutiendo sobre su inutilidad, sobre lo injusto que era que la gente muriera sin desearlo y ellos no pudieran hacerlo.


De repente, alguien irrumpió en la habitación seguido de un tremendo portazo; era el hombre que se arrojó delante del coche que llevaba el prototipo del sistema F.E.S. (Frenazo En Seco).

–¡Ya tengo la solución! –dijo al tiempo que depositaba una enorme bolsa de deportes sobre la mesa situada en el centro de la habitación.

Una vez la abrió, todos pudieron contemplar un gran número de cartuchos de dinamita apilados como sardinas dentro de una lata.

–¡Que alguien me pase un mechero! –dijo el recién llegado.

Al día siguiente, ningún periódico hablaba de explosiones, ni muertos, ni nada parecido; sólo había una breve reseña, en las páginas de sucesos de un diario menor, cuyo encabezamiento era: “Robado material de atrezzo de una productora cinematográfica durante su traslado ayer tarde por las calles de la ciudad. Las autoridades policiales parecen no tener pistas sobre el autor o autores del delito”.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Jajaja, unos cachondos.
En el fondo de la habitación estaban el que se apretó muy fuerte las cordoneras de los zapatos a ver si le estallaba la cabeza (copyright Gomaespuma) y el que lanzó una flecha hacia arriba para ver si al caer le atravesaba (basado en hechos reales, de una partida de rol que jugué hace como 20 años).
Buen micro.
Nos leemos.

Manuel Mije dijo...

También falta el que se tiró de un bajo, pero es que a ése le daba vergüenza que la gente supiera lo suyo, jejejeje...

Gracias por pasarte, socio.

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