Microcuento. Una de esas cosas que sólo los niños pueden ver... |
Dicen que un niño feliz es capaz de ver un color que nadie más ve, un color que se puede obtener mezclando el verde de un campo en primavera con el amarillo brillante de un rato de aventura, o superponiendo el azul de un mar de verano con el rosa de una sonrisa amiga, o añadiendo el naranja de un cuento junto a la chimenea al gris de una lluviosa tarde de otoño, o salpicando el blanco de una mañana invernal con el morado de unos dedos que juegan a hacer muñecos de nieve. Conforme el niño crece cada vez se le hace más esquivo ese matiz cromático, hasta que, cuando por fin se convierte en un hombre, el negro de la realidad de la vida termina por cubrir los últimos retazos de aquel color que ya nunca será capaz de recordar.
Publicado en la antología "Pompas de papel-Literatura hiperbreve 5"
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