Una poesía... ¿western? |
Dos
corazones frente a frente, odio y temor, venganza, culpa, vida y muerte.
Sombrero, espuelas, canana, dos pistolas aún silentes, prestas sus doce balas. Un
segundo que se estira interminablemente, silencio en la mañana, y la ley
ausente.
El diablo sonríe, el buitre grazna; dos
vidas se apuestan, la muerte gana.
La
calle tendida de un hombre a otro, la vida parada, y el viento en reposo. Paso
a paso entre las casas de este pueblo silencioso, de ciudadanos sin alma, ventanas
cerradas cuajadas de ojos, y una cruz siempre tallada para la tumba de otro.
Última mano, descubre tus cartas; dos vidas
se apuestan, la muerte gana.
Cruce
aciago de destinos, con marchamo de venganza y derecho de castigo. Pasa un
ángel, dos descargas, cae al suelo el inquilino de una tumba ya cavada, y cede
al polvo el rojo vivo de su vida derramada y de sus sueños perdidos.
La vieja historia mil veces contada: dos
vidas se apuestan, la muerte gana.
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